
Así este puñado de
jóvenes vamos irguiendo paulatinamente ese sueño anhelado con mucho valor,
aunque con algunos trastabillos, pero esa convicción depositada en nuestro
señor nos llevará a la meta. Efectivamente, vamos a tener muchos tropiezos,
pero, si todos y cada uno nos apoyamos y unimos, con seguridad roturamos
cualquier impedimento o inconveniente.
Este primer retiro
que hemos realizado, es otro paso para continuar el camino. En esta oportunidad
vivimos una nueva experiencia, una nueva etapa, en la que tocamos temas
trascendentales: la Fe, la Eucaristía y algunos esbozos de la vida comunitaria.
Pero también hemos compartido mucha amistad, cariño y complementariedad. La
felicidad, la alegría el entusiasmo se pintaba
en el rostro de cada uno. En realidad fue una nueva experiencia.
Para nosotros
relacionarse por medio de vivencias grupales, es condición fundamental de
crecimiento y de relaciones interpersonales, en las cuales deben formarse
auténticos valores humanos, la fraternidad, la colaboración y el diálogo,
debemos aprender a hablar de nosotros y no de tú, él o ellos. Y para que
estos sueños se hagan realidad es necesario conducir a los jóvenes, niños,
adultos y a todos por los caminos de responsabilidad consigo mismo y con los
demás. No podemos cerrar los ojos a los problemas de deshumanización en el
mundo. Pero vuelvo a repetir, no es fácil alcanzar, porque estamos atreviendo
incursionar algo nuevo y esto implica
subir a la barca y correr el riesgo de sacrificio e incertidumbre.
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