“Morocomarca
es un pueblito pequeño rodeado de montañas infranqueables que parecen la muralla de Troya. Teníamos tantas ganas de
subir a la sima de esas montañas y contemplar el horizonte; tantas ganas de quedarnos
por un buen tiempo más y compartir
alegrías, experiencias, anécdotas y jugar
con los niños de la comunidad, pero el tiempo nos impidió hacer tantas ilusiones” (LAICOS DE BOLIVIA).
Uno se preguntará ¿cómo conocimos, cuándo y qué tiene Morocomarca que no tengan las demás comunidades para ser tan atractivo? A continuación relatamos cronológicamente respondiendo a las preguntas.
Uno se preguntará ¿cómo conocimos, cuándo y qué tiene Morocomarca que no tengan las demás comunidades para ser tan atractivo? A continuación relatamos cronológicamente respondiendo a las preguntas.
Dos días
antes del viaje
El padre Pedro Lasheras nos confirmó que en Morocomarca se inauguraría el tercer internado de los Padres Escolapios en Bolivia. Desde ese momento, Agustín, Gregorio y Héctor (NOSOTROS) nos encargamos de contactar a todos los laicos para invitarles a la inauguración de la obra. 36 laicos confirmaron su asistencia y según ese número contratamos un micro para el viaje.
20 DE SEPTIEMBRE, Jueves por la noche
La parroquia San Rafael era nuestra referencia de encuentro y el viaje estaba previsto para las diez de la noche, pero con todos los inconvenientes partimos a horas once de la noche aproximadamente.
Se veía esa alegría, entusiasmo y emoción en los rostros de los compañeros que viajaban. Todos queríamos conocer Morocomarca porque nos contaron maravillosas anécdotas de ese pueblito que pronto llegaríamos.
Durante el transcurso del viaje, cantamos, escuchamos música, jugamos, reímos, etc. No recordamos qué pasó después, pero creemos que casi todos nos dormimos en el camino.
“El frío me hizo despertar en no sé dónde pero todos dormían cuando desperté”, Hector Panozo. “Yo estaba despierto toda la noche porque no me dejaba dormir el frío”, J. Carlos Rojas. “Trataba de dormir pero no podía por que me hacía mucho frío de la ventana y mi compañero de asiento me prestó su chamarra gruesa”, Emiliana Flores. “Toda la noche me daba ganas de ir al baño, hasta se hinchó mi barriga de tanto aguantar pero aguanté…como hombrecito”. Carlos Veizaga
05 Am. de la madrugada
Llegamos a Huanuni (Potosí) y empezaron a despertarse poco a poco. El micro no se detenía, pero sobre la carretera vimos excavaciones de minerías, algunas estatuas de mineros, etc.
Después llegamos a Llallagua (Potosí). El micro paró en una estación de servicio para cargarse diesel, pero no había diesel sino gasolina.
El padre Pedro Lasheras nos confirmó que en Morocomarca se inauguraría el tercer internado de los Padres Escolapios en Bolivia. Desde ese momento, Agustín, Gregorio y Héctor (NOSOTROS) nos encargamos de contactar a todos los laicos para invitarles a la inauguración de la obra. 36 laicos confirmaron su asistencia y según ese número contratamos un micro para el viaje.
20 DE SEPTIEMBRE, Jueves por la noche
La parroquia San Rafael era nuestra referencia de encuentro y el viaje estaba previsto para las diez de la noche, pero con todos los inconvenientes partimos a horas once de la noche aproximadamente.
Se veía esa alegría, entusiasmo y emoción en los rostros de los compañeros que viajaban. Todos queríamos conocer Morocomarca porque nos contaron maravillosas anécdotas de ese pueblito que pronto llegaríamos.
Durante el transcurso del viaje, cantamos, escuchamos música, jugamos, reímos, etc. No recordamos qué pasó después, pero creemos que casi todos nos dormimos en el camino.
“El frío me hizo despertar en no sé dónde pero todos dormían cuando desperté”, Hector Panozo. “Yo estaba despierto toda la noche porque no me dejaba dormir el frío”, J. Carlos Rojas. “Trataba de dormir pero no podía por que me hacía mucho frío de la ventana y mi compañero de asiento me prestó su chamarra gruesa”, Emiliana Flores. “Toda la noche me daba ganas de ir al baño, hasta se hinchó mi barriga de tanto aguantar pero aguanté…como hombrecito”. Carlos Veizaga
05 Am. de la madrugada
Llegamos a Huanuni (Potosí) y empezaron a despertarse poco a poco. El micro no se detenía, pero sobre la carretera vimos excavaciones de minerías, algunas estatuas de mineros, etc.
Después llegamos a Llallagua (Potosí). El micro paró en una estación de servicio para cargarse diesel, pero no había diesel sino gasolina.
08:00 Am.
Llagamos a Uncía, municipio a donde pertenece Morocomarca. El micro logró cargarse diesel en una estación del municipio y continuamos el viaje. De Uncía a Morocomarca quedaban dos horas de viaje. Así que le pedimos al conductor que pise más rápido el acelerador porque queríamos llegar a desayunar más temprano.
10:00 Am. Morocomarca
Por fin llegamos. Las autoridades originarias del lugar nos dieron la bienvenida e inmediatamente nos invitaron a desayunar.
Llagamos a Uncía, municipio a donde pertenece Morocomarca. El micro logró cargarse diesel en una estación del municipio y continuamos el viaje. De Uncía a Morocomarca quedaban dos horas de viaje. Así que le pedimos al conductor que pise más rápido el acelerador porque queríamos llegar a desayunar más temprano.
10:00 Am. Morocomarca
Por fin llegamos. Las autoridades originarias del lugar nos dieron la bienvenida e inmediatamente nos invitaron a desayunar.
Las prendas de las autoridades eran muy llamativas; llevaban un poncho colorido, una trenza de piel de toro para castigar a personas incumplidas, un ch’ulo de colores resaltantes y figuras muy llamativas, etc. Nos gustó tanto el traje que nos prestamos y nos sacamos fotos.
Una hora después, se celebró la eucaristía a donde asistimos todos los
presentes. Después de la misa iniciaron el acto dando inicio a la inauguración
del internado. Nos gustó mucho las danzas y los cantos de los niños, porque
el evento estaba muy bien organizado,
muy encantador y entretenido.
Finalizada el acto, presenciamos la entrega del internado por parte de Pedro Lasheras en nombre de los Padres Escolapios.
Finalizada el acto, presenciamos la entrega del internado por parte de Pedro Lasheras en nombre de los Padres Escolapios.
Concluida la entrega, nos invitaron, los originarios de Morocomarca,
al comedor del internado a saborear de un delicioso almuerzo, Canka. Comimos
rápido porque quisimos aprovechar el tiempo libre para jugar con los niños,
pasear por el pueblo, etc., pero por la distancia de retorno ya no pudimos
hacer nada.
De Morocomarca retornamos a las dos de la tarde aproximadamente y
llegamos a Cochabamba a la una de la madrugada del día siguiente.
En suma, el viaje fue un poco cansador pero disfrutamos mucho en Morocomarca porque es un pueblo dinámico, simpático y encantador. Se quedarán grabados por siempre los recuerdos y las experiencias que vivimos en Morocomarca.
En suma, el viaje fue un poco cansador pero disfrutamos mucho en Morocomarca porque es un pueblo dinámico, simpático y encantador. Se quedarán grabados por siempre los recuerdos y las experiencias que vivimos en Morocomarca.
Por Héctor y equipo de comunicación.