Desperté muy temprano, alisté todo lo que iba a
necesitar. Para empezar la Biblia, un cuaderno de apuntes, un bolígrafo y, por
si acaso, el paraguas. Un sentimiento de alegría me inundaba. Sea porque
nuevamente iba a comulgar con toda una familia, la familia que había llegado
nacer desde hacía ya un buen tiempo atrás.
Desde el año
pasado se viene trabajando con dos grupos. Uno más antiguo y otro más nuevo. Por
cuestiones menos pensadas yo había pasado a formar parte del nuevo grupo y por
esa razón es que habíamos sido invitados para el sábado. El antiguo grupo
laical se había reunido un día antes.
La mañana del sábado estuvo centrada en dos
actividades: 1) Tocamos el tema de ser ciegos y guías según el grado de
evolución de nuestra fe y compromiso en el laicado escolapio. 2) Nos informamos
sobre el estado del cristianismo y el laicado escolapios en el mundo entero y
conocimos un poco más sobre nuestra función como laicos escolapios